Existe un uso compartido de funciones
(investigadoras, psicodiagnósticas y psicoterapéuticas),
con la salvedad de la prescripción de fármacos.
El psicólogo clínico está mejor formado para
la función psicodiagnóstica (sobre todo cuando de la
aplicación de pruebas psicométricas se trate) y para la aplicación de psicoterapias
o tratamientos psicológicos (no así en el supuesto
de los farmacológicos). Estas afirmaciones que matizan
el uso compartido de funciones con una posible, y aun
probable, mayor competencia psicodiagnóstica y psicoterapéutica
del psicólogo clínico, se sostiene al cotejar el
contenido del currículo del psicólogo clínico y del psiquiatra,
donde se observaría la amplitud de disciplinas
relevantes a los trastornos psicológicos cursadas por el
psicólogo clínico.
Los psiquiatras tendrán siempre la mayor responsabilidad en el tratamiento de la
enfermedad mental. Existen varias áreas en este campo que necesitan ser considerablemente
perfeccionadas mediante el desarrollo de métodos de tratamiento más cortos y más efectivos.
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